Mi chaquetón es mío, y sudo porque quiero
Este fin de semana ha vuelto a nevar en el Teide, así que por sus laderas (incluso se nota desde La Laguna) corre un airecillo fresco que te deja las mejillas enrojecidas cual Heidi de las montañas. Esta mañana, cuando Mika me cantaba Relax en el Ipod, me entraban ganas de bailar en medio de la calle a ver si la sangre volvía a circularme por las extremidades. Por increíble que parezca, a media mañana, la sangre volvió a circularme con normalidad, mientras le daba la clase de francés a uno de los sextos. Las tres primeras horas las paso con mi tutoría, un tercero de primaria. Toca lengua, así que los hago sacar el libro, leemos y hacemos de forma oral algunos ejercicios. Los problemas llegan cuando los insto a sacar la agenda y apuntar los deberes de lengua que les mando para casa. Observo a C, moviéndose con mucha dificultad dentro de su chaquetón acolchado de color rosa fucsia. C se revuelve en su silla, termina levantándose y tirando al suelo la mitad de lo que había encima de su me